Rodeado por las verdes montañas y los brillantes cielos azules de Antioquia, el Puente de Occidente (Puente del Oeste) de 984 pies (300 metros) cruza un vasto río que una vez dividió la región y cuenta una historia de ingenio, creatividad y la fuerza del espíritu humano.
El río Cauca divide la zona e impide el acceso a otras partes del país, aislando durante mucho tiempo a los habitantes de la zona. A fines del siglo XIX, la necesidad de un puente era obvia, y el puente colgante que se construyó sobre el río se considera uno de los proyectos de ingeniería civil más importantes de Estados Unidos en el momento de su construcción.
El colombiano José María Villa estudió ingeniería en Estados Unidos y luego participó en la construcción del Puente de Brooklyn. A principios de la década de 1880, regresó a Colombia y decidió emprender la tarea de construir una serie de puentes. Uno de ellos fue el Puente de Occidente. La construcción se inició en 1887 y duró cinco años.
Los problemas que enfrentó Villa y las formas creativas en que los resolvió muestran la extraordinaria visión del ingeniero. Con recursos técnicos limitados y muchos desafíos debido al terreno montañoso, se le ocurrió un diseño que superó todas las dificultades.
Colombia incluye el puente en su lista tentativa de Patrimonio Mundial de la UNESCO debido al valor del diseño de Villa, que fue uno de los proyectos más avanzados en América Latina en ese momento, combinando una construcción sólida con una belleza particular. Originalmente uno de los puentes colgantes más largos de América del Sur, jugó un papel clave en el desarrollo de la región y el país.