El castillo de Neuschwanstein fue comisionado como el refugio privado de Luis II de Baviera, pero se abrió al público inmediatamente después de su muerte en 1886. Se le reconoce como la inspiración para el Castillo de la Bella Durmiente de Disney, siendo uno de los castillos más populares de Europa.
El encanto del castillo de Neuschwanstein, propio de los cuentos de hadas se percibe también en su entorno natural, un paisaje idílico de los Alpes bávaros. Durante el invierno, se puede disfrutar de unas impresionanates vistas de las montañas nevadas desde los jardines del palacio.