Paseando por el arco de hormigón gris de la iglesia de El Rosario, es difícil creer que el edificio sombrío, parecido a un hangar, sea un lugar de culto, y si no fuera por la cruz blanca sin rasgos distintivos que se eleva desde su entrada, probablemente pase de largo. Sin embargo, no se deje intimidar por su fachada lúgubre: cruce las puertas de la iglesia y se encontrará con una pared de color sorprendente. La inspirada creación del artista Rubén Martínez, las paredes arqueadas están adornadas con figuras de chatarra y cuentan con docenas de ventanas escalonadas hechas de vidrio de colores, que inundan el salón abierto sin pilares con un caleidoscopio de luz.
Construida en 1971, la iglesia fue tan controvertida como innovadora, y hoy sigue siendo uno de los monumentos más singulares y memorables de El Salvador. La Iglesia El Rosario también es famosa por ser el lugar de descanso de José Matías Delgado, o “Padre Delgado”, el padre de la independencia centroamericana.