Al sur del casco antiguo principal de Sevilla y extendiéndose a lo largo del río Guadalquivir, se topará con la principal escapada verde de la ciudad, el Parque María Luisa. Una vez que fue principalmente la tierra del Palacio de San Telmo (ahora hogar del presidente de Andalucía), este pedazo de paraíso fue donado al público en 1893, evolucionando a lo largo de los años hasta convertirse en la escapada de Sevilla que ves hoy.
La mayor parte de su transformación se produjo durante los preparativos para la Exposición Universal de 1929: se crearon amplios bulevares, se erigieron fuentes y se plantaron jardines. El parque de hoy es tan robusto en flora y fauna que en realidad se considera un jardín botánico adecuado. Y no solo espere plantas diversas, sino también aves, incluidos patos y cisnes que flotan en las fuentes y lagos, e incluso loros verdes que viven en el centro del parque.
Tampoco se trata solo de montículos cubiertos de hierba, estanques y senderos: el parque de María Luisa también alberga numerosos monumentos y lugares de interés. No te pierdas la Fuente de los Leones, con sus cuatro felinos de piedra que arrojan agua a un estanque octogonal, o el Pabellón mudéjar, que alberga el Museo de Artes y Tradiciones. Y, sobre todo, asegúrese de pasar un tiempo paseando por la Plaza de España con azulejos coloridos, que está atravesada por varios puentes y bordeada por escenas pintadas de provincias de España.